Personas con riesgo vascular con o sin alteración de la sensibilidad térmica y/ o táctil, que podrían estar dentro de lo que los podólogos denominamos "Pie de riesgo".
Muchas veces es el podólogo quien detecta un problema circulatorio subyacente que se manifiesta a través de problemas en los pies. En esos casos es el médico especialista en medicina vascular quien debe diagnosticar y tratar las causas de forma inmediata.
A partir de ahí el cuidado del pie por parte del podólogo se centrará en medidas que eviten la sobrecarga y la presión de aquellas zonas más delicadas. El profesional aplica tratamientos ortopodológicos que emplean técnicas y materiales de última generación para acolchar la zona sensible y/o susceptible de ulcerarse. Las personas con un "pie de riesgo" deberán utilizar calzado amplio preparado para acomodar tratamientos voluminosos.
El gran objetivo es prevenir la aparición de las temidas úlceras ya que, una vez que se producen, son difíciles de curar y tienen un mal pronóstico en personas con problemas vasculares previos que, casi siempre, son el origen del problema.